jueves, 14 de mayo de 2015

Terriblemente solo, maravillosamente libre

Terriblemente solo, maravillosamente libre
Tengo una visión poética de la vida pero no me siento un iluso, porque la vida ante todo es un poema (sé feliz, no le pidas permiso a la razón).

Estoy gozando de una libertad exuberante, fantástica, que sólo llega cuando estamos dispuesto a aceptar la soledad. Puedo albergar cualquier idea y salir en cualquier dirección, puedo volver o abandonar, soy el único responsable de todo lo que le suceda a mi vida.

Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene límites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos.

Somos arquitectos de nuestro destino. Dios nos da los materiales, de nosotros depende que hagamos un castillo o una prisión.

El mago le dijo a mi madre: Usted me cae bien, por eso le enseñaré algunos trucos. Y ella le contestó: No quiero saber porque dejaré de asombrarme y prefiero asombrarme a saber.

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