domingo, 7 de junio de 2015

La mayoría es buena gente...


Alguna vez me preguntó mi madre: “¿Cuándo vas a dejar de pelear para comenzar a vivir? ¡No se pueden hacer las dos cosas a la vez!”. Mi madre creía que el día del Juicio Final el Señor no nos juzgará uno por uno ―ardua tarea―, sino el promedio. Y si juzga el promedio estamos salvados, porque la mayoría es buena gente. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso: una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que construyen la vida. Diría mi madre: “Si los malos supieran qué buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio”.

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